El ailanto (Ailanthus altissima) y la robinia (Robinia pseudoacacia) son dos especies exóticas invasoras consideradas entre las 100 peores del planeta. El ailanto es un árbol caducifolio originario de China que fue introducido en Europa durante el siglo XVIII como especie ornamental. La robinia también es caducifolia pero es originaria de los Estados Unidos. Fue introducida en el siglo XVII, también para la jardinería. Tanto el ailanto como la robinia tienen una elevada capacidad de dispersión gracias a su rápido crecimiento, la generación de una gran cantidad de semillas, una elevada tasa de supervivencia, un crecimiento vegetativo muy importante y una elevada capacidad de rebrote. Además, presentan una elevada resistencia a los herbívoros y a los consumidores de semillas. Ambas especies crecen bien en hábitats degradados y toleran un rango de temperatura bastante amplio. Son resistentes a la elevada exposición solar, elevada humedad, la contaminación atmosférica y los suelos pobres pero no toleran bien la sombra. Por este motivo, invaden rápidamente las zonas de ribera, monte bajo, matorrales, el límite de bosques, márgenes de caminos y carreteras, campos de cultivo, jardines, etc.
Su impacto principal sobre los ecosistemas naturales es la formación de bosques densos casi monoespecíficos que desplazan las especies de árboles autóctonos. Los bosques de ailanto y de robinias hacen disminuir drásticamente la biodiversidad porque reducen considerablemente la disponibilidad de refugio y alimento para las especies animales autóctonas. Además, afectan considerablemente la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas naturales y por tanto, también los servicios ecosistémicos que los humanos podemos aprovechar.
La proliferación de estos árboles también puede tener un impacto económico directo porque su crecimiento vegetativo a través de su potente sistema radicular puede dañar pavimentos, márgenes, restos arqueológicos y otras construcciones. Además el ailanto también puede tener un impacto sobre la salud humana porque su sabia puede provocar dermatitis y miocarditis. Incluso representan un riesgo para la seguridad porque, contrariamente a la vegetación autóctona, forman densos bosques en la zona de ribera y, como tienen un sistema radicular muy superficial y una madera poco resistente, las riadas los arrastran fácilmente y pueden taponar puentes y causar daños considerables. Por este motivo, el ailanto y la robinia se encuentran incluidas en el listado de las peores especies invasoras del mundo y en el Real Decreto 1628/2011 sobre las especies exóticas invasoras del Ministerio del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.
En el Camp de Tarragona, el ailanto llegó hace algunas décadas y actualmente está invadiendo diversos cursos fluviales de gran valor ecológico y paisajístico, sobretodo el río Glorieta pero también la riera de la Selva y otras rieras, el bosque de Poblet y márgenes de caminos, carreteras y campos de cultivo. La distribución de la robinia es muy inferior pero amenaza extenderse igualmente por todo el territorio.